Postoloboso y el dios Vaélico
El Santuario de Postoloboso en la dehesa del mismo nombre en el término municipal de Candeleda (Ávila). El emplazamiento parece no ser casual y viene determinado en la confluencia de la Garganta de Alardos – que baja desde Gredos– con el río Tiétar, en una zona llana junto a la cual se extiende hoy el pantano de Rosarito, justo en la divisoria provincial entre Ávila, Cáceres y Toledo, en un punto equidistante a las poblaciones de Candeleda al este y Madrigal de la Vera (Cáceres) en dirección oeste.
Sabemos su existencia gracias a una veintena de menciones del lugar de Postoloboso, próximo al Casto de El Raso. El sitio circunscribe el santuario de Vaelico: una divinidad indígena a la que se rendía culto en época romana, heredero de un precedente. Fdez Gómez relaciona el teónimo abulense con Endovelicus, dios principal del panteón lusitano cuyo santuario se sitúa en el entorno de la ermita de San Miguel da Mota en Terena (Alandroal, Alemtejo). El nombre es de origen celta y significa «dios muy bondadoso». Dios de la salud, protector de la tierra y la naturaleza, especialmente los bosques. Posteriormente aceptado por los propios romanos, que lo asimilaron a Esculapio o a Serapis.
Lo que hoy en día es una ermita, fue todo un santuario decidado al dios local Vaelico. Un ejemplo más de esa superposición de distintos cultos en lo que se refiere a lugares considerados como sagrados por el ser humano. La sacralidad se remonta aún a tiempos anteriores al castro vetón de El Raso, la existencia de un menhir en los alrededores de la ermita lo atestigua.
La etimología posible del dios Vaelico podría derivar del sustantivo celta “vailos” lobo, bien atestiguado en topónimos y antropónimos celtas. El nombre actual del término, Postoloboso, parece confirmar esta conclusión aunque ahora los lugareños lo achacan a que los pastos son malos (posto=pasto loboso=pésimo). También parece probable la relación de esta divinidad con la divinidad de la vecina lusitana “Endovelico” quién, según Blázquez, es el dios del mundo subterráneo que protege a sus devotos después de la muerte”. La afinidad de los nombres ha planteado la posibilidad de que se trate del mismo dios pero con la particularidad de que el dios lusitano sería adorado bajo un superlativo que remarcaba su grandeza.
El carácter de esta divinidad es controvertida, la presencia de materiales relacionados con la minería en las proximidades del santuario, la referencia al lobo como animal relacionado con el mundo de ultratumba o la gran proporción de ofrendas hechas a esta divinidad por mujeres, conducen a hipótesis variadas: divinidad infernal (para Blázquez) o, atendiendo a la mayoría de ofrendas femeninas, divinidad relacionada con Apolo y Mercurio galo-romano, es decir Lugus. Según J. C.Olivares “el carácter oracular y salutífero del dios endouellicus apunta a un carácter apolineo claro” ya que Apolo también muestra determinadas vinculaciones con el lobo.
Estas hipótesis, entre otras cosas se justifican porque la zona que hay hacia el norte, siguiendo el curso de la Garganta de Alardos, recibe el nombre de «El Horco» (que podría entenderse en este caso como lugar al que iban a parar los muertos, es decir, que podría haber restos de una necrópolis). Aunque ignoramos desde cuándo tiene esa denominación. Tanto el Castro vetón como «el Horco» y Postoloboso siguen el curso de la garganta.
De este paraje proceden cerca de 20 aras latinas dedicadas a Vaelico por individuos descendientes de los habitantes del Castro vetón de el El Raso. El área, de la que no queda ningún resto constructivo prerromano ni romano, ha llegado a nuestros días cristianizada como ermita dedicada primero a San Juan y luego a San Bernardo, santo local al que se atribuyen determinados poderes contra el mal de la rabia que quizá están en la esencia del carácter primigenio del dios (lobo). En los alrededores del lugar se han documentado piezas ciertamente singulares. A medio camino entre el poblado de El Raso y Postoloboso se halló hace unos años un exvoto de bronce ibérico y una manecilla de braserillo; dos falcatas y un puñal sin contexto arqueológico parecen provenir del inmediato pantano de Rosarito. Igualmente en los sondeos arqueológicos practicados en Postoloboso en los años 70 se recuperaron materiales romanos: fragmentos de sigillata, la base de un ungüentario de vidrio y un compás de hierro, además de abundantes escoriales férricos.
Identificamos el lugar como área sacra en un marco geográfico preclaro, conectada al hábitat indígena (El Raso) de forma física y simbólica a través del elemento fluvial (Garganta de de Alardos). este terreno es la sede de una deidad precisa de raíz protohistórica, reconocida epigráficamente siglos después en un espacio romanizado primero y cristianizado con posterioridad.
Esta finca pasó a manos privadas mediante una venta de terrenos públicos por parte del ayuntamiento de Candeleda hace mas de 70 años.
Desde este punto no se divisa el castro celta de El Raso, lo cual sugiere que era más un puesto de vigilancia que otra cosa, y de paso aprovechar pastos en la llanura.
Fuentes:
Bibliografía:
- Fernández Gómez, 1973; 1986:879-905
- Eduardo Sánchez Moreno (2000): Vetones: historia y arqueología de un pueblo prerromano, Madrid, UAM Ediciones
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