La Matanza
La matanza de cerdo verata es una tradición en Madrigal de la Vera, muchas de las familias compran y engondan a uno o varios cerdos para después aprovechar todo lo posible su carne.
El primer día de la matanza, muy temprano, y después de comer las típicas migas veratas, comienza la tarea.
Se va a por el cochino a la zahúrda y se engaña al cerdo con un calderillo de castañas para llevarlo hasta la mesa de sacrificio donde, con una sección limpia en el cuello del animal, se le hace morir desangrado.
La sangre del cerdo se recoge en un recipiente y se remueve evitando que se coagule. La sangre es, pues, lo primero que se aprovecha, junto con los mondongos y la sopa de cachuela.
Muerto el cerdo se quema su piel con un soplete para eliminar el pelo, y se limpia muy bien mientras se mantiene el fuego para los escabones.
Ahora es turno de llevar la lengua al veterinario para que certifique que el animal está en perfectas condiciones de salud, apto para el consumo.
Mientras el cerdo se enfría, el matachín y los demás echan un descanso bebiendo vino de pitarra o aguardiente y comiendo rabo, oreja o corteza, que son los primeros productos aprovechables del cerdo en la matanza.
En las matanzas colaboran también los vecinos, que participan gratuitamente, pero ayudan con su trabajo a cambio de pasar un día con sus amigos.
Para la comida se prepara el puchero grande con los garbanzos, el repollo o las acelgas, el tocino viejo, el chorizo y las morcillas mamonas.
Después de comer, ya por la tarde se despieza el cerdo, se pica el magro y el tocino, se preparan los huesos, se hacen los guisos en la artesa, etc…
La cena consiste en arroz con pollo o patatas revueltas hechas en la lumbre. Como postre: Natillas, arroz con leche o calbotes, o alguna naranja conservada entre la paja.
Finalmente la tertulia, pelando las patatas, los ajos y las cebollas.
Al día siguiente, por la mañana, empieza el ajetreo. Se embuten las morcillas, los chorizos, se adoban los lomos, se estrujan los jamones para quitarles los restos de sangre, se reparten los huesos, se preparan las pancetas…
Todos los elementos del cerdo son tratados como se merecen, con esmero, ordenados y aprovechados.