Después de la época estival donde multitud de turistas visitan nuestro pueblo y nuestras gargantas, después de vivir con jolgorio nuestra fiesta mayor, Los Cristos, llega el otoño a Madrigal de la Vera.
Se caracteriza por ser una época tranquila, con la vuelta de las deseadas lluvias y el clásico olor a pimentón.
Marca el inicio del otoño la berrea en sus dehesas y el cambio de color de arboledas, vegas y huertas.
Son características de esta época del año dos fiestas con gran tradición en el pueblo que reúnen a familias y amigos en Madrigal:
– La primera de ellas es La Calbotá que se celebra en el puente de todos los santos (primero de noviembre), se compra comida y la gente se agrupa para ir a comer a los campos de alrededor del pueblo y, por supuesto se asan calbotes (castañas).
– La segunda, y una de nuestras favoritas, es la celebración de Las Luminarias (o Iluminaria) que se celebra en el puente de diciembre.
La tarde del día 7 de diciembre, al ocaso, los vecinos de Madrigal de la Vera se reúnen al calor de grandes hogueras repartidas por todo el pueblo para celebrar la festividad de La Inmaculada.
Se aprovecha la ocasión para degustar los productos de la matanza, que suele celebrarse en estas fechas, mientras se cantan y bailan las típicas jotas veratas.
Es una fiesta de gran calado en el pueblo, tanto es así que mayores y pequeños salen desde temprano (incluso con días de antelación) a buscar leña y matojos a la sierra con sus carros y tractores para, después alimentar el fuego que deja un intenso olor a jara y romero en el pueblo.